El Teatro Nescafé de las Artes lanzó el libro “La Diversidad es Tuya”, edición de lujo que reúne los mil espectáculos que han pasado por este teatro durante los últimos 5 años del sueño de rescatar el teatro y transformarlo en un polo de cultura y creación en diversidad.
Orgullosos, El Circo del Mundo forma parte de esta historia de sueños de diversidad que hicieron posible el rescate de un Teatro en ruinas para convertirlo en una joya que sin duda hoy constituye un eje cultural potente, contrario a todas las recomendaciones del mercado. El Teatro Nescafé de las Artes es vecinal, diverso, adaptable y abierto.
Alfredo Saint-Jean Domic lo dice en la presentación de las 221 páginas llenas de calidad donde reúne gran parte de los espectáculos que han hecho posible este sueño. El teatro “no es fruto de de la razón ni la planificación estratégica”, si así fuera, no existiría. Es fruto de la emoción y los sueños de sus fundadores, su equipo, de los creadores y del público.
“Es fruto del trabajo, de la persistencia, de la implacable búsqueda de la calidad, de la disciplina y de aprendizaje constante que no se detiene en los laureles”, afirma.
A punta de sueños y esfuerzo izan su bandera para defender este proyecto. El Circo del Mundo suscribe y aplaude el temple de perseguirlos, defenderlos y lograrlos. Engendramos los propios y estamos orgullosos de compartir una hoja de esta historia y las que vendrán.
Como Alfredo Saint-Jean Domic, replicamos al infinito al poeta Benedetti para “Defender la Alegría”
Defender la alegría como una trinchera
defenderla del escándalo y la rutina
de la miseria y los miserables
de las ausencias transitorias
y las definitivas
defender la alegría como un principio
defenderla del pasmo y las pesadillas
de los neutrales y de los neutrones
de las dulces infamias
y los graves diagnósticos
defender la alegría como una bandera
defenderla del rayo y la melancolía
de los ingenuos y de los canallas
de la retórica y los paros cardiacos
de las endemias y las academias
defender la alegría como un destino
defenderla del fuego y de los bomberos
de los suicidas y los homicidas
de las vacaciones y del agobio
de la obligación de estar alegres
defender la alegría como una certeza
defenderla del óxido y la roña
de la famosa pátina del tiempo
del relente y del oportunismo
de los proxenetas de la risa
defender la alegría como un derecho
defenderla de dios y del invierno
de las mayúsculas y de la muerte
de los apellidos y las lástimas
del azar
y también de la alegría.